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Pese al desarrollo de las nuevas formas de ocio digital, existen juegos dotados de una magia especial que los mantiene, año tras año, en el Olimpo de la popularidad. En los casinos de todo el mundo reinan dos juegos desde hace ya varios siglos: la ruleta y el blackjack. Si queremos tratar de desentrañar sus misterios, no queda más remedio que hacer girar la rueda del tiempo para comenzar a profundizar en sus respectivas historias.

BREVE HISTORIA DE LA RULETA

Aunque el principio que subyace al juego de la ruleta es anterior (el número premiado se extraía de un mazo de cartas o de una bolsa opaca, pero las apuestas eran similares), su éxito arrollador en los casinos de Francia no llegó hasta la incorporación del cilindro de bajo rozamiento que le otorga a la bola su hipnótico movimiento, en el siglo XVIII. La construcción mecánica de aquella primitiva versión de la ruleta se basó en el trabajo de la máquina de movimiento perpetuo de Blaise Pascal, a quien también se le atribuye la distribución numérica.

Su leyenda no hizo sino aumentar durante el siguiente siglo, gracias a una medida muy sencilla: la eliminación del doble cero (00). El mérito de esta variante se atribuye a los hermanos François y Louis Blanc. Tras su éxito en Bad Homburg con el casino Kursaal, François Blanc fue llamado para revitalizar el casino de Monte Carlo. No se conformó en mejorar sus ingresos, y llevó a Mónaco a convertirse en la capital del juego en la primera mitad del siglo XX. Cuenta la leyenda que François se valió de los favores del maligno para lograr su éxito, y lo sustenta diciendo que la suma de los números de su popular juego es 666. Claro que la eliminación del doble cero, el mérito de los Blanc, no alteraba un resultado de una configuración de números que era muy anterior a estos hermanos…

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BREVE HISTORIA DEL BLACKJACK

En dura pugna con el póker, que gracias al auge de los eventos online y la popularización de festivales de torneos en vivo, ha ido ganando terreno, el blackjack se mantiene como el juego de cartas preferido por los fans del casino en todo el mundo pero sus orígenes se remontan a cientos de años atrás. La primera referencia histórica que se conoce que contempla el uso del as con valor dual, de 1 y de 11, característica principal del juego que hoy conocemos como blackjack, se encuentra en una de las Novelas ejemplares de Miguel de Cervantes, “Rinconete y Cortadillo”, con el nombre de 21. Durante el siglo XVII también hay constancia de partidas de un juego similar, conocido en este caso como “bone-ace», tal y como aparece recogido en el The Complete Gamester de Cotton (1674). Variantes como el “quinze” (15) francés o el “sette e mezzo” italiano confirman la popularidad de sus principios.

La unificación de las reglas del blackjack moderno no llega hasta el siglo XVIII y la aparición del vingt-un, gracias a un nutrido y selecto grupo de jugadores entre los que se encontraba el mismísimo Napoleón Bonaparte. Si Francia lo creó, América lo perfeccionó. El siglo XIX trajo dos cambios fundamentales en las normas: la posibilidad de conocer una de las cartas del crupier y la obligación de pedir con 16 o menos y plantarse con 17 o más. El nombre, sin embargo, no cambió hasta la llegada de una característica que no tardó en desecharse; si el jugador conseguía un 21 con una jota negra (black Jack en inglés) y un as de picas, recibía un extra adicional

En la actualidad, parte de la creciente demanda de contenidos sobre el juego derivan de la posibilidad de obtener una ventaja sobre la banca. Existen auténticos superventas, como el Beat the Dealer del Dr. Edward O. Thorp, dedicados a explicar los entresijos matemáticos de las mecánicas del blackjack, y una legión de analistas y estadistas se han dedicado a buscar fórmulas para derrotar al crupier, entre los que es posible encontrarse a mentes como las de Kaplan y su “Blackjack Team”. Cabe destacar también los libros The Big Player (Ken Uston), Bringing Down the House (Ben Mezrich) y la película basada en el anterior título, “21 Blackjack”.